domingo, 12 de febrero de 2012

Señor político: Usted no sabe ni siquiera hablar

Conozco políticos que no saben,  ni siquiera el nombre de su país de origen, porque cuando le preguntan dicen que son de “Santo Domingo”, cuando apenas lograron ir al aeropuerto, siendo probablemente de algún paraje del Este, Sur o del cibao. Señor su país se llama República Dominicana.

Por Gheidy de la Cruz

A todos nos ha tocado en el plano personal o profesional. Ayer alguien me hizo este comentario. Me dijo: “Me siento utilizada en mi trabajo”, fue como dice mi hijo, una palabra mágica. Existe una diferencia abismal entre sentirse útil y decir: “Me siento utilizado“.

Es probable que alguna vez hayas tenido esa sensación de que te están usando o  aprovechando de ti. En el campo de los medios de comunicación, está el político, el empresario, el comerciante, el artista, que quieren “pon gratis” en los programas de radio, televisión, prensa escrita y digital, y quieren publicar hasta la respiración. De esto pueden hablar con mucha propiedad mis colegas comunicadores en Puerto Rico.

Sin embargo, muchos de “esos”, no son capaces de colocar publicidad en los medios que le dan esa proyección. Es un oficio tan honesto como el del maestro. “Jamás cobrarás por una entrevista”, pero CNN, New York Time y hasta la BBC de Londres necesitan del auspicio para poder sobrevivir y pagar a su personal.

En un ambiente tan complejo, susceptible, es difícil hacer un análisis de este tipo. Te pueden tildar de prepotente, altanero, “sopla pote” y “charlatán”. Lo he dicho en otras ocasiones, y lo sostengo: la publicidad es primordial a todos los niveles.

En el caso del producto o servicio si no se anuncia no vende. Ahí están las pastas dentales, los refrescos, los fast food, tiendas por departamento, en fin que es un bombardeo permanente.

En el caso de las personas,  y su imagen política o social, para alcanzar el voto del electorado se requiere más que un buen discurso,  y esto se logra con la publicidad.

Conozco políticos que no saben,  ni siquiera el nombre de su país de origen, porque cuando le preguntan dicen que son de “Santo Domingo”, cuando apenas lograron ir al aeropuerto, siendo probablemente de algún paraje del Este, Sur o del cibao.

Se les olvida que su país de origen es República Dominicana, y que Santo Domingo es su capital. Imagínense que difícil decirle a un extranjero tamaño discurso.

Sin embargo, con la imagen publicitaria, cualquiera pensaría que ese político sabe hasta el color del caballo blanco de Napoleón. Por eso, una publicidad efectiva, puede lograr mucho.

Con “gracias y que lindo”, no se sostiene un medio de comunicación. Se requieren garras y un deseo imperioso para sostenerse en medio de tanta crisis económica.

No es justo que alguien te pida quince favores al mes y tú solo le puedas pedir uno, o ninguno. Es posible que ese conocido que te pide tantos favores consiga, ciertamente, que puedas pensar que te están utilizando.

Si alguien te utiliza para lo que sea, párale los pies en cuanto puedas, ya que si se aprovecha de ti te está demostrando que no te valora. Como comunicadores estamos en la obligación de buscar la información, de llevar de primera mano la noticia a nuestros lectores o televidentes. Eso es lo correcto, pero que no quieran los generadores de contenido proyectarse más allá del interés que tenga la nota de interés colectivo.

Desde mi punto de vista, aprovecharse de alguien es de miserable. Gente que te conoce y se pone el nombre de “amigo” tuyo cuando percibe que puede sacarte algo; pero que en realidad no le importas lo más mínimo.

No te llaman cuando estás enfermo o cuando estas necesitado. Sólo te buscan porque necesitan de ti como periodista o comunicador, y cuando le haces mención que tuviste una situación familiar, no son capaces de preguntar un poco más.

Puedo dar mi testimonio, que tan reciente como a principio de mes acudí a emergencias con mi hijo (gracias a Dios sólo un susto). Días después tenía varias llamadas de un “alguien” , cuando le devuelvo le digo, por cortesía, que me disculpara que no le había podido contestar pero que había tenido una emergencia con mi hijo, sólo hasta ahí llegué.

Ese “alguien” no tuvo, ni siquiera la cortesía de preguntar cuál había sido el problema de salud, y si estaba todo bien. Sólo eso puede una persona espera de su interlocutor. Un comentario afectivo, pero no que te ignoren de esa manera, no porque me importe lo que esa persona me pueda decir, pero fue una ignorancia total al tema porque su interés era otro.

Sentirse útil es buenísimo; saber que eres capaz de hacer algo por ti y por los demás, de ejercer un trabajo, de hacer algo por tu familia, ayudar a tus amigos y conocidos.

 Lástima que muchos ven esta manera de pensar como una gran oportunidad para pasar a la acción; la acción de usar a las personas y aprovecharse de ti todo lo que puedan.

Si sentirte útil hace que tu autoestima suba hacia lo más alto, cuando pienses “me siento utilizado” tu autoestima estará cayendo en picado. El sentirte utilizado es algo que debes siempre evitar, pues las consecuencias nunca serán positivas.

No seas esclavo de nadie. Para ello trabaja tu autoestima al máximo y no olvides que puedes ser alguien muy útil para el mundo, pero sobre todo, por mucho que aportes a los demás, no dejes nunca que nadie te utilice.