domingo, 23 de junio de 2013

“Qué bajo a huevo güero!”

Cuánta insensibilidad en la media isla, en esa tierra que me vio nacer…y, de este lado del charco, inmigrante también soy.

Me preocupa el clima que se respira en la República Dominicana, y es que las diferencias históricas con el vecino pueblo de Haití están a flor de piel con la veda a la venta de pollos y huevos relacionados con la gripe aviar.

Aunque ya la Organización Panamericana de Salud, y el mismo gobierno dominicano, han aclarado la situación los haitianos no parecen están convencidos, y en muchos se ha desatado su ira.
Más allá de un problema sanitario soy de la opinión que gente de mucho poder se mueve detrás de esta prohibición, y garantizar la seguridad en la frontera, parece prácticamente imposible.

He escuchado aquí y allá opiniones diversas sobre este tema, pero el término “desagradecido” es lo que me ha motivado hacer esta reflexión en voz alta.

Han sacado en cara que el pueblo dominicano fue el primero en acudir a Haití cuando ocurrió el terremoto, y que en los hospitales de la frontera, se atienden más nacionales de ese país que de los nuestros.

Pero yo pregunto -de este lado del charco- ¿Acaso nosotros como inmigrantes no exigimos lo mismo para los nuestros, para nuestros compatriotas?.

Como inmigrantes exigimos respeto policial, atenciones médicas, educación, alimentación, reunificación familiar ¿Y para los haitianos?, entonces ¿Que se los lleve el diablo?.

No, no creo que es de sensatos pensar de esa manera. Yo soy dominicana, orgullosamente, pero por encima de banderas, ideologías políticas, sociales o culturales el respeto a la vida y la dignidad está por encima de todo.

Pienso que esos sectores poderosos son los causantes de que el pueblo haitiano se haya tirado a las calles. Cada vez que uno de sus ciudadanos recibe un atropello en República Dominicana ocupa primeras planas en ese país y le enerva la sangre a su gente; a mí me ocurre lo mismo cuando veo algo similar.

En los Estados Unidos o Puerto Rico, como extranjeros, sufrimos en carne propia cada uno de estos atropellos, y buscamos hacer justicia.

Entonces, condenamos a esos pobres seres humanos, utilizados por sectores que promueven en ellos una imagen de discordia, que no corresponde con el sentir de la mayoría de nuestro pueblo.

El dominicano es solidario, no entiendo por qué vender una imagen de que nos apesta el haitiano y que los vemos como una raza extraña.

Me molesto cada vez que escucho comentarios similares.
Tengo muy buenos amigos haitianos, gente noble, y se que sufren cada uno de estos atropellos de seres despiadados. No puedo unirme al coro de voces, incluyendo de reconocidos periodistas dominicanos y analistas que llevan una campaña de desprecio hacia esos nacionales. Lo siento, yo no apoyo vagabundería, yo promuevo el resto a la vida y la integridad.

Yo enarbolo con orgullo mi bandera tricolor y hago mías las sacrosantas palabras de “Dios, Patria y Libertad” pero no me olvido que hay un Dios y que bajo su mirada todos somos iguales.
Podemos tener diferencias, pero considero que a muchos dominicanos se les ha olvidado el trato de respeto a seres humanos. 

No digo que del lado haitiano también se da el irrespeto hacia nuestro pueblo, créanme ciega no estoy, pero siento que ese poder detrás del trono nos tiene en esta pelea avivando resentimientos históricos de ambos países que en nada nos beneficia en estos momentos, esto me huele a “huevo güero” .

¿Quién está detrás de dañar la relación del gobierno dominicano con el haitiano? ¿Qué buscan con llenar de rencor a los haitianos y atizar el odio de nuestro pueblo hacia esos nacionales?
De seguro que en 2016 lo sabremos….

Twitter@gdelacruz11

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